16 oct 2011

LUCIAN Blaga

 
EL ROBLE

 En la clara distancia siento desde el pecho de una torre
cómo suena el corazón de una campana,
y en los dulces sonidos
se me antoja
que gotas de silencio y no de sangre
son las que corren por mis venas.

¿Por qué, oh roble, en el umbral de la selva,

cuando a tu sombra me acojo
y me acaricias tus trémulas hojas,
por qué me vence con sus alas frágiles
tanta paz?
Imposible saberlo. Tal vez con tu tronco
muy pronto han de hacer mi ataúd.
Y es quizá el silencio que me espera
dentro de mi ataúd el que ahora siento.
Gotea e mi alma desde tus hojas
y mudo
escucho crecer en tu tronco el ataúd.
Mi ataúd
creciendo en ti a cada instante que pasa,
oh roble en el umbral de la selva…
 
 
 SILENCIO
 

 Tanto silencio me rodea que me parece oír
el choque de los rayos de la luna en la ventana.

Una voz ajena despierta dentro de mi alma

y una canción canta
un ansia que no es mía.

Se dice que los antepasados muertos antes del tiempo

con la sangre aún joven en las venas,
con grandes deseos en la sangre,
con mucho sol en los deseos,
vuelven,
vuelven para vivir todavía un poco más
dentro de nosotros
la vida que dejaron de vivir.

Tanta quietud me rodea que me parece oír

el choque de los rayos de la luna en la ventana.

Ay, quién sabrá, alma mía, dentro de qué pecho

cantarás tú más allá de los siglos,
en las dulces cuerdas del silencio
en arpas de tiniebla, tus ahogados anhelos
y tu vencida alegría de la vida.
¿Quién lo sabrá, quién?


 
 
LA CUNA

Estaba cansado
y sufría.
Creo que sufría de tanta alma.

En las colinas del amanecer abría los párpados

y los ojos rojizos por el insomnio.

Perdido me pregunté:

Sol,
¿cómo sientes aún la loca alegría
de levantarte?

Y en aquella mañana sin sueño,

como andaba con pasos de plomo
en un rincón oscuro encontré una cuna.
Las arañas tejían dentro sus pequeños mundos
y las carcomas molían el silencio.
Las miré con el pensamiento muy abierto.
Era la cuna
en la cual una mano envejecida hoy por mi destino
me arrulló
el primer dormir y tal vez el primer sueño.
Con los dedos del recuerdo
me palpé
lenta,
despaciosamente,
el pasado, como un ciego,
y saber por qué,
me desplomé interiormente
y entre sollozos
empecé a llorar sobre mi cuna.

Estaba cansado de primavera,

rosas, juventud y risas.
Delirando me buscaba en la vieja cuna
con las manos a mí mismo
como un niño.




Lucian Blaga (1895-1961) fue un poeta, dramaturgo y filósofo rumano. Es considerado uno de los grandes poetas rumanos del siglo XX.

Los textos fueron tomados de la presentación, selección y versión en español de Dario Novâceanu. Material de Lectura

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